Prescripción de Prismas

Prismas

Teresa Matilla Rodríguez

Las alteraciones de la visión binocular no estrábicas son frecuentes tanto en niños como en adultos y suelen provocar síntomas astenópicos que afectan significativamente la calidad de vida de los pacientes. Una de las opciones más efectivas para aliviar estos síntomas es la prescripción prismática, especialmente en pacientes adultos.

El miedo al “prisma” y la evidencia científica

A pesar de su efectividad, la prescripción de prismas no es una práctica habitual en muchos centros de optometría. Esto se debe, en gran parte, al temor de que los pacientes desarrollen una adaptación al prisma, lo que generaría la necesidad de prescripciones prismáticas cada vez mayores (el conocido “se come el prisma”). Este fenómeno puede observarse en personas con visión binocular normal y bien controlada, ya que sus vergencias pueden modificar el tono muscular y compensar el prisma, aumentando así la desviación total.

Sin embargo, la evidencia indica que los pacientes con disfunciones binoculares tienen una capacidad limitada para adaptarse a los prismas. Sus vergencias no logran modificar el tono muscular de manera efectiva, lo que explica por qué el prisma alivia sus síntomas sin empeorar la desviación binocular. Precisamente, estos pacientes presentan síntomas astenópicos porque sus vergencias no pueden controlar bien la desviación.

Herramientas para prescribir prismas

Hoy contamos con herramientas como la prueba de disparidad de fijación, que nos ayuda a predecir si el paciente se adaptará al prisma. Esta prueba también nos orienta sobre la cantidad de prisma adecuada y en qué ojo conviene prescribirlo.

Disparidad de Fijación Vertical

La prescripción prismática es una solución que no debería faltar en nuestro arsenal clínico. Un caso común son las pequeñas desviaciones verticales, que suelen provocar intensos y recurrentes dolores de cabeza. En estos casos, un pequeño prisma vertical puede proporcionar un alivio significativo, mejorando la calidad de vida del paciente.

Un caso real: el impacto de una prescripción adecuada

Recuerdo especialmente a una mujer de treinta y pocos años, profesional y madre de dos hijos, que acudió a nuestra óptica para unas gafas nuevas. Al preguntarle si sufría dolores de cabeza, respondió con desinterés, mencionando que padecía migrañas casi diarias desde hacía años, las cuales había normalizado tras múltiples pruebas médicas (como escáneres cerebrales) que no detectaron ninguna anomalía.

Por esa época, esta paciente tomaba fuertes analgésicos diariamente. Aunque no eliminaban totalmente el dolor, le producían tal somnolencia que había dejado de conducir y reducido su jornada laboral a tiempo parcial. Sus dolores de cabeza y la medicación afectaban gravemente su concentración y calidad de vida.

Le prescribí un pequeño prisma vertical para corregir su desviación binocular. Una semana después, regresó sorprendida y agradecida porque sus dolores de cabeza habían desaparecido casi por completo. Sin embargo, también estaba muy enfadada. Llevaba más de 15 años usando gafas y lentes de contacto, y no entendía cómo nadie había detectado este problema antes.

Aunque este es uno de los casos más extremos que he visto, no es el único. Hace unos meses, una paciente de cincuenta y pocos años rompió a llorar en el gabinete al experimentar un alivio inmediato tras la prescripción de una dioptría prismática vertical.

El papel del optometrista

Los problemas binoculares no estrábicos rara vez son abordados por los oftalmólogos; son una competencia casi exclusiva del optometrista. Es nuestra responsabilidad detectarlos y ofrecer un tratamiento eficaz a los pacientes, ya sea mediante lentes, prismas o rehabilitación visual.

Es imprescindible tener una estrategia clara que utilice el mínimo número de pruebas necesarias para obtener la máxima información. A lo largo de los años, Guillermo y yo hemos desarrollado un método sencillo y efectivo para explorar las alteraciones binoculares y prescribir la solución más adecuada, siempre fundamentados en la evidencia.

Resolver correctamente los problemas binoculares es uno de los aspectos que más diferencia nuestro examen visual. Muchos pacientes acuden con síntomas no resueltos en exámenes anteriores y sienten un profundo agradecimiento cuando logramos ayudarles, o incluso al percibir que estamos haciendo todo lo posible, aunque en algunos casos no podamos ofrecer una solución definitiva.

A continuación, Guillermo nos explicará otra de las soluciones de que disponemos para aliviar los problemas binoculares no estrábicos: la rehabilitación visual, y la importancia de ofrecer esta opción a nuestros pacientes.

Continuar…

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