Astigmatismo en visión próxima:
una clave olvidada en la práctica clínica
En la práctica diaria solemos dar por hecho que la graduación astigmática determinada en lejos sirve también para el trabajo en cerca. Sin embargo, diversos estudios han mostrado que la potencia y el eje del astigmatismo pueden variar al cambiar la distancia de enfoque, con implicaciones clínicas que a menudo pasan desapercibidas.
¿Por qué puede cambiar el astigmatismo en cerca?
Las causas son múltiples:
- Acomodación: el engrosamiento del cristalino durante la contracción ciliar no siempre es homogéneo, lo que genera astigmatismo “acomodativo”. En algunos sujetos este astigmatismo aumenta a medida que se incrementa la acomodación, en otros se mantiene estable, y en otros aparece un fenómeno curioso: el astigmatismo disminuye hasta alcanzar un valor mínimo en niveles intermedios de acomodación, para luego volver a aumentar en acomodaciones más altas.
- Potencia efectiva de la gafa: en lentes tóricas, cada meridiano cambia de manera diferente al mirar en cerca. Los hipermétropes suelen necesitar más cilindro en visión próxima, mientras que los miopes tienden a necesitar menos.
- Posición ocular y factores posturales: al converger y mirar hacia abajo se produce una ligera exciclo-vergencia, que puede modificar el eje percibido. La presión palpebral y la acción de los músculos extraoculares pueden también influir.
Generalmente, estos cambios son clínicamente relevantes cuando el cilindro es ≥ 1,50 D o existen diferencias de ≥ 0,50 D entre lejos y cerca (aunque esto depende de la sensibilidad visual de cada paciente). En tales casos, el paciente puede notar visión borrosa, fatiga visual y síntomas de astenopia en sus tareas de cerca.
Una situación real en la consulta
A nuestras consultas de optometría llegan pacientes con molestias visuales en ordenador o lectura prolongada, que requieren simplemente un ajuste de la compensación de astigmatismo en visión próxima, lo que a menudo pasa desapercibido si solo se revisa la refracción en lejos.
Detectar y compensar estas variaciones puede marcar la diferencia en la satisfacción del paciente con su gafa.
Herramientas para el optometrista
El recurso más común para determinar el astigmatismo en visión próxima es el cilindro cruzado de mano, utilizando estímulos como puntos o «Cs de Landolt» aisladas para refinar el eje y la potencia.
Sin embargo, hoy, gracias a las pantallas de alta resolución en tablets, disponemos también de tests digitales como el Fan & Block, que permiten al paciente identificar la potencia del cilindro y el eje con una precisión de hasta 1 grado. Esta herramienta digital no sustituye al cilindro cruzado, pero facilita la verificación de que un cilindro distinto en cerca es la causa de los problemas del paciente.
Y cuando toca prescribir… qué opciones tenemos
Una dificultad habitual surge cuando la graduación óptima en cerca no coincide con la de lejos. En general, las lentes progresivas ofrecen únicamente la posibilidad de añadir la adición, manteniendo inalterado el cilindro y el eje.
La buena noticia es que hoy ya existen soluciones ópticas que incorporan esta variación. Por ejemplo, el laboratorio Prats ha desarrollado la tecnología Double Gradient, que no solo considera un gradiente de potencia, sino también un gradiente cilíndrico.
Gracias a este diseño, el profesional puede prescribir un cilindro y eje diferentes en cerca y lejos, obteniendo así una refracción más precisa y una mayor estabilidad visual en todas las distancias. Esto abre un nivel de personalización superior en los présbitas astigmáticos, especialmente en quienes tienen una alta demanda visual en el trabajo cercano.
Conclusión
Medir y valorar el astigmatismo en visión próxima puede mejorar la calidad de vida y visión de nuestros pacientes.